Mi punto de partida
Supongo que a más de uno le habrá pasado, terminar la carrera y… pregunta del millón:
¿QUÉ VAS A HACER AHORA?
JÁ! Si me hubieran dado un euro por cada vez que me han hecho esta pregunta… Pues bien, he aquí mi respuesta: ni idea –bueno, ni idea hasta hace poco, pero eso lo descubriremos más adelante-.
El caso es que después del típico: colegio, instituto, bachiller, selectividad y luego la carrera (en mi caso), terminé y estaba decidida a hacer un máster –tengo que reconocer que me “asustaba” la idea de no tener nada que hacer. Estaba con las prácticas y el inglés, pero después…
¿Qué venía después? Tras unos 17 años estudiando, y apenas experiencia laboral en mi campo, mientras ahí fuera te piden que sepas de todo, pero a la vez de nada, que tengas 2 carreras, 10 títulos y 20 años de experiencia, ¿Qué tenía que ofrecer yo al mundo?–. Sigamos, que me voy por las ramas. Ah sí! El máster:
OPCIÓN 1. Comienza la búsqueda: un máster especializado en qué, público o privado, en mi ciudad o fuera, presupuesto, salidas, oportunidades, etc. seguido de un sin fin de preguntas a las que debería darle respuesta. Finalmente, opción descartada (al menos por el momento).
OPCIÓN 2. Irme fuera: esta vez, mi idea era irme a Sevilla, estaba todo pensado. La única condición –que yo misma me había puesto-, aprobar el B2 de inglés en DICIEMBRE (que era cuando, además, terminaba las prácticas). ¿Para qué? Para cerrar el expediente, buscar trabajo de lo mío –he estudiado Marketing e Investigación de Mercados-, y a la vez buscarme cualquier curso complementario relacionado para seguir formándome.
¿QUÉ PASA?
Pues que con el paso de los meses esta última idea se iba desdibujando en mi cabeza. No era suficiente. El runrún detrás de la oreja seguía ahí, y yo me encontraba: perdida.
Un día en el trabajo entré al correo de la facultad y ahí estaba, un correo con una charla que daban al día siguiente en la Universidad. Esa noche me fui a dormir con la misma pregunta rondándome la cabeza, pero decidida a ir a la charla al día siguiente. Total, no tenía nada que perder y toda información que recibiese en ese momento era buena, lo mismo así me venía la inspiración. Y te preguntarás:
PERO, ¿DE QUÉ ERA LA CHARLA? Para eso tendrás que leer el próximo post.
-M.
Comentarios recientes